viernes, 4 de junio de 2010

'El Juli', espectacular, sale por la puerta grande junto a Manzanares y 'El Fandi'

José María Manzanares vivió una feliz reaparición tras un mes inactivo por su operación de hernia de disco. El torero alicantino abrió la puerta grande en la feria granadina, acompañado por 'El Juli' y 'El Fandi'.

La vivida ayer en la Monumental de Frascuelo de Granada es para tenerla siempre en el recuerdo. Probablemente sea la tarde del Corpus 2010, aunque la terna que hoy lidiará reses de Torrealta (Morante de la Puebla, Miguel Ángel Perera y Daniel Luque) intentarán repetir trío de puerta grande.

Con la plaza casi llena, se lidiaron toros de Hermanos García Jiménez, de baja de raza, manejables y desiguales. El festejo ha sido entretenido y donde los tres toreros se han dado un auténtico 'festín' al cortar tres orejas cada uno (aunque el segundo de 'El Juli' y Manzanares se merecían una recompensa mayor).

Y es que la corrida del Día del Corpus, uno de los tres que lucen más que el sol, según el dicho popular, había sido para enmarcar, una de esas tardes que sirven para reivindicar el toreo y hacer afición. Tres figuras, nueve orejas en los esportones, seis estocadas monumentales, pasión desbordada en los tendidos y faenas para todos los gustos.

Lo más importante lo ha realizado 'El Juli' a su primero. Decoroso con el capote, dosificó al animal con una vara. Su faena fue un compendio de sabiduría y de paciencia, al ir amasando poco a poco su obra. El astado duró mucho más gracias a la inteligencia del madrileño, que logró muletazos con ligazón y temple por ambos pitones, antes de 'montarse encima del animal' y terminar con un espadazo.

También dejó buen sabor de boca 'El Fandi' con el segundo, que volvió a estar entregado y variado tanto con el capote - recibiendo a su toro con una larga cambiada - y el tercio de banderillas. El animal se apagó pronto y toda la raza que le faltó al animal la puso el granadino, que brindó su faena a 'El Juli' y a Manzanares.  'El Fandi' logró sacar lo máximo a un toro que le costaba trabajo coger los engaños. Empezó fuerte su labor, bajó de intensidad y ya en las postrimerías volvió a subir de tono. Dejó una gran estocada antes de cortar las orejas. 

El tercero de la tarde se convirtió en una odisea ya que devolvieron el toro a chiqueros, y a dos sobreros más de Gavira. Uno de Garcigrande fue el que salvo la tarde a un inspirado Manzanares que supo limar todas las asperezas que desarrolló durante la lidia. Fue ese un animal tardón, reservón con el que el alicantino, a base de dejar la muleta en la cara y llevarlo tapado, consiguió que el toro rompiera hacía delante, pese a que el toro le costaba humillar. En conjunto fue una labor estética, de gusto en la que sobresalió el temple y unas tandas de gusto y recorrido por el derecho.

La segunda parte no bajó el tono. Julián López 'El Juli', con un oponente algo parado, pero noble, ofreció otro recital de sabiduría. Trasteo muleta en mano, con series impecables, limpias y templadas, de redondos y naturales. Ligazón y vibración, toreo caro y profundo, plenitud. Enorme 'El Juli'. Y enorme también la estocada, antológica. Sumó una oreja más, pero la obra mereció el doble trofeo, pedido con fuerza por el público.

En el quinto hubo nueva entrega capotera de 'El Fandi'. Su toro fue castigado en exceso en el caballo, lo que acusó en el último tercio. Torbellino con las banderillas, fue todo entrega en el último tercio, encontrando recompensa ante un ejemplar deslucido.

Y el colofón lo puso Manzanares. Con clase pero justo de fuerza, como todo el encierro de García Jiménez, el sexto. Y con más clase todavía el alicantino, que volvió a torear de ensueño con la mano derecha en series intermitentes pero profundas, ebrias de hondura. De nuevo la inspiración y de nuevo el pellizco. Toreo carísimo el de este joven Manzanares, sobrado de clase, con ambición y, además, con una técnica prodigiosa.

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