viernes, 17 de septiembre de 2010

José Tomás arropa en Almuñécar a los cirujanos mejicanos que le salvaron la vida

Por más que toreó con maestría los micros y los focos de las cámaras que le persiguieron con insistencia, y por más que los premiados fuesen otros, no pudo evitar ser el gran protagonista de la noche. El torero José Tomás acaparó todos los flashes en el acto de entrega del Aguacate de Oro de la ciudad de Almuñécar a los doctores mejicanos Alfredo Ruiz Romero y Juan Carlos Ramírez Ruvalcaba, que salvaron la vida al diestro tras la gravísima cornada que recibió el pasado mes de abril en Méjico.

El maestro -acompañado por su chica y como siempre, incómodo ante las cámaras y la gran expectación mediática que genera- se mostró muy cariñoso con los doctores mejicanos, a los que se sumó en el escenario su médico de confianza, Rogelio Pérez. Los tres profesionales médicos, emocionados, recibieron los aplausos de los asistentes a un evento casi íntimo -apenas acudieron cien personas a los jardines del Palacete de La Najarra- y que se convirtió en un acto de defensa de la Fiesta nacional. «Hay que dar las gracias a Dios que lo permitió y a José Tomás que gracias a su fuerza espiritual y física ha logrado salvar la vida», señaló el cirujano Alfredo Ruiz. «Estamos muy honrados de que nos traten como héroes, somos muy conscientes de que para ustedes es una figura nacional y en Méjico también», añadía el doctor Juan Carlos Ramírez. Ambos se mostraron encantados de estar en Almuñécar y «honrados» por los reconocimientos que están recibiendo en toda España, como el del pueblo natal del diestro, Galapagar. Tanto es así que en su discurso el doctor Ramírez se lió y ya no sabía si estaba en Galapagar, Arnado o Almuñécar. Un lapsus, por los nervios y la emoción, que los almuñequeros, le perdonaron encantados. Faltaría más.

Los sones de un pasodoble dedicado a Tomás, ese que canta cómo él se pone donde no se pone nadie, contribuyeron a dar más emoción a una noche en la que los miembros del equipo de gobierno de Juan Carlos Benavides disfrutaron de lo lindo de la compañía del maestro.

El crítico taurino Ramón Niño subió al escenario para realizar una encendida defensa de la fiesta, con argumentos como «¿Por qué los toros y no las ocas o los cerdos?». También arremetió contra los «motivos bastardos políticos» que han llevado a prohibición de los toros en Cataluña y reivindicó espacio «para el arte y la libertad».

Por su parte, Benavides alabó la profesionalidad de los doctores. «Gracias porque les debemos tener aquí al maestro». El alcalde aprovechó para recordar sus tiempos de médico principiante en las plazas de toros y puso la puntilla al acto -o el puyazo según se mire- al sugerir si no tendrá algo que ver la paralización del proyecto de la plaza de toros, que lleva ocho años bloqueada por conflictos administrativos, con un posible sentimiento antitaurino de la Junta.

Texto: M. Navarrete (IDEAL)
Fotografía: S. Rodríguez (IDEAL)

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