viernes, 2 de julio de 2010

Antonio Ramírez, el 'tito' de los toreros granadinos

No hay duda que en Granada la meca del toro es el Restaurante Ramírez. Allá por los años 60 Antonio y Presentación, los padres de Antonio Ramírez, comenzaron la tradición altruista en beneficio de la Fiesta ayudando a los maletillas que empezaban en el arte del toreo.

Esta tradición, al igual que la tauromaquia pasó de padres a hijos, o más bien de madre, ya que la progenitora de Antonio ha sido más de cincuenta años abonada en el balconcillo del tendido 3 de la Monumental de Frascuelo en Granada. Hay que recordar que en aquellos primeros años de la saga Ramírez no había más de quince mujeres en los toros, “y una de ellas era mi madre” dice orgulloso Antonio. Su hijo, Mario, seguirá con la tradición como cabeza del clan familiar en beneficio de los toros.

Aunque de niño quiso hacer Antonio Ramírez algunas cosillas en el mundo taurino, fue el fútbol quien acaparó toda su atención. Aunque su papel dentro de la Fiesta no iba a ser otro que el de mecenas del toreo, como los Medicis en Florencia, pero él en Granada, y de manera altruista siempre.

Ya, los maletillas de la época iban a comer y cenar todos los días, y de balde por supuesto, a su casa. Tres meses se tiraban día y noche a las puertas de la plaza de toros.

‘El Madriles’, Casanova, Paco Andolín, Ángel Alcaraz, ‘El Valeroso’ (apoderado por el padre de Ramírez en una época), etc. guardan un gran recuerdo de aquella muestra gentil y cercana de los Ramírez.

El ‘tito’ de los toreros de Granada es, como bien dicen ellos mismos, Antonio Ramírez. Hablando con los empresarios; intermediando y ayudando siempre a los toreros, pagando eventos taurinos, trofeos, capotes, muletas, etc. Y no solo a los toreros, con el festival de GranaDown se vuelca al máximo desde que comenzara su andadura. “Los niños de la asociación son tan especiales para mí que estoy obligado cada año a estar el primero ahí”, apostilla el hostelero.

Repaso taurino

Pero Antonio, la situación actual la ve como un servidor. “Debiera haber un cambio, mover mas la plaza, con los turistas, con los hoteles, con las facultades, los estudiantes extranjeros... En agosto aprovechar los festejos nocturnos con la fresca, el Día de la Cruz...” comenta en su restaurante frente a la Monumental.

Afirma que está aburrida y que abaratar los precios sería la clave para aumentar afición, además de organizar más festejos ayudando a las escuelas taurinas, con ‘mano a mano’ entre ellas, etc.

De las anécdotas que más recuerda con cariño después de toda una vida al servicio de la Fiesta Nacional en Granada, es al maestro ‘El Cordobés’ que desayunada dos huevos fritos cada mañana mientras duró el rodaje de la película ‘Aprendiendo a Morir’, donde Ramírez y su madre hicieron de extras, uniendo para la posteridad tradición y cultura en la familia.

Cayetano es otro de los que siempre va a su ‘casa’ (Restaurante Ramírez) acompañado de su apoderado Curro Díaz; además de casi todas las cuadrillas que pasan para degustar su cocina taurina en la Feria del Corpus y otros festivales taurinos.

En cuanto a toreo, la gran faena de Ortega Cano en el coso granadino, junto a una faena de Manzanares padre, siempre estará en su recuerdo. De los actúales, ‘Morante de la Puebla’, Manzanares hijo, Castella…En definitiva, los toreros tremendistas no le gustan tanto. Aunque afirma del sevillano que “es el que más valor tiene ahora mismo. Y por supuesto ‘El Fandi’, lo conozco muy bien desde pequeño; me brindó un toro en Atarfe el pasado año en el que logró emocionarme” puntualiza Antonio.

Restaurante Taurino Ramírez

Para comer en su restaurante taurino, como se anuncia en la ciudad, es aconsejable probar el rabo de toro, chuletón de buey, chuletillas de cordero, habas ‘mata’ de Alcahudete, jamón ibérico, bacalao Ramírez, lubina, rape… y todo acompañado de una carta de vino sensacional.

Su comensal más ilustre sería, con mucho orgullo y admiración, el maestro José Antonio ‘Morante de la Puebla’, al que agasajaría con quisquillas de Motril, un poquito de bonito del norte con pimientos morrones, rabo de toro de segundo “para que probara el de la casa”, y por supuesto tarta de piononos de la tierra, todo ello regado con vino blanco Marqués de Riscal, y para la carne Viña Ardanza. Un gran menú taurino marca de la casa.

Fotografía y texto: Antonio Tejada

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