martes, 4 de mayo de 2010

Poco público y escaso relieve artístico en la corrida mixta de Motril

La mixta que abrió temporada en el coso motrileño el pasado domingo no respondió a las expectativas, sobre todo en lo que a público se refiere. Pocos aficionados en los tendidos y algunos con manifiesto enfado por la falta de planificación municipal en la programación de festejos. No es de recibo que se monte un espectáculo taurino el mismo día y a la misma hora que el primer equipo de la ciudad se juega el ascenso de categoría. No se entiende, no, además de dar poca publicidad al festejo en el resto de la provincia y capital.

Por lo demás, poca cosa que contar en lo artístico. Los dos toros de Alcurrucén dieron pocas opciones de lucimiento a sus matadores en la segunda parte del espectáculo. El de Hermanos Víctor Romero tuvo nobleza, pero careció de fuerza y transmisión. El de El Cortijillo, con cierta clase, se apagó pronto y los dos novillos de Hermanos Víctor Romero pusieron a prueba al joven Rafael Castellanos; uno, por su extraordinaria boyantía, y el otro, por su acusado genio.

Con este material, Miguel Abellán se justificó ante el que abrió plaza, en un trasteo con algunas fases de buen toreo, pero sin redondear, y con el desrazado y distraído cuarto cumplió el trámite sin más. Una actuación que no deja huella.

Víctor Janeiro tuvo una primera actuación de más a muy menos porque su toro, de buen fondo, agotó pronto su acometividad. Con el otro, deslucido por desrazado y soso, se afanó en un trasteo sin relieve, pero de mucha entrega. El público estuvo con el de Ubrique.

En cuanto a Rafael Castellanos, trató de gustarse ante el bombón que hizo de tercero, con el que dibujó algunos muletazos de muy buen trazo, y estuvo más atropellado con el sexto, de diferente condición. Una oreja de cada astado le permitió abrir la Puerta Grande.

Fotografía: María Zafra (IDEAL)
Texto: F.M.P. (IDEAL)

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